A
continuación, te planteamos la serie de ejercicios con los que vas a
transformar tu caligrafía y vas a conseguir no cansarte tanto al escribir. Poco a poco,
a medida que los vayas realizando, intenta ir aplicándolos a los trabajos que
hagas en casa, cuando puedes escribir despacio, no te preocupes si todavía no
observas que este trabajo se traslade a todo lo que escribes ya que se trata de
un proceso que lleva su tiempo.
Ejercicio 1. ¿Cómo es el tamaño de mi letra?
Observa tu letra, si es muy grande o muy pequeña, te va a traer problemas. Realiza un ajuste de tamaño. ¿Qué tal? Comprueba con otras personas que el tamaño se lee bien y que no resulta exagerado.
Ejercicio 2. ¿Cómo podría no cansarme al escribir?
Si aprietas al escribir y tu mano se cansa, debes aprender a escribir sin
apretar. Al principio te costará un poco, pero luego te parecerá fácil y
normal. Piensa que estás PINTANDO, no escribiendo, como si tuvieras un pincel
en tu mano. Pero eso no es todo, es posible que tu espalda no esté recta y acabe doliéndote todo. Aquí tienes un extraordinario vídeo que te ayudará a solucionar tu problema.
AQUÍ TIENES LA PÁGINA DEL VÍDEO.
Ejercicio 3. ¡A practicar!
Prácticas de movilidad de la mano. Empieza con el modelo 1 y cuando lo tengas pillado pasa al modelo 4.
En un cuaderno pautado o que tú mismo diseñes con ayuda de una regla, practica los siguientes dibujos. Puedes jugar a ir aumentando la velocidad sin perder precisión ni descolocar la mano.
Modelo 4
Ejercicio 4.
Observa los distintos tipos de letras que te
mostramos. Escoge en función de tus gustos y del parecido con tu letra actual o
con tu tendencia a escribir. Por ejemplo, ten en cuenta si tiendes a escribir
una letra inclinada o no, si es más alargada o más redonda, más sencilla o más
complicada. También puedes investigar fuentes en internet o tomar como modelo
la letra de alguna persona de tu entorno. Pídele que te deje un escrito suyo
para tomarlo como ejemplo con el que trabajar. Procura que el modelo que
escojas no sea muy diferente a tu tendencia natural.
Modelos de letras:
Esta letra me gusta y creo que
se me daría bien escribir con ella o una parecida.
Esta letra me
gusta, y creo que se me daría bien escribir con ella o una parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien
escribir con ella o una parecida.
Esta
letra me gusta y creo que se me daría bien escribir con ella o una parecida.
Esta letra
me gusta y creo que se me daría bien escribir con ella o una parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien escribir con
ella o una parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien
escribir con ella o una parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien escribir con ella o una
parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien escribir con
ella o una parecida.
Esta letra me gusta y creo que se me daría bien
escribir con ella o una parecida.
Ejercicio 5.
Copia los textos siguientes por lo menos 10
veces, cada uno. Las primeras veces hazlo muy despacio, procurando corregir los
fallos que has identificado. Vete haciéndolo un poquito menos lento las
siguientes veces.
Ten en cuenta las
siguientes instrucciones:
1.
Ajústate al tamaño y procura no salirte de las
líneas.
2.
Procura mantener las consonantes largas rectas o
hacia la derecha, no unas a la derecha otras a la izquierda o unas rectas y
otras inclinadas.
Largas hacia arriba.
b, d, f, h, k, l, ll, t.
Largas hacia abajo.
g, j, k, p, q, y.
3.
Procura que las vocales se perfilen
correctamente.
La a debe distinguirse claramente de la o y de la u.
TEXTO 1.
Se trataba de
un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía
ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se
llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo. El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada,
se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los
atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse
incómodo frente a sus amigos. Por otra parte, el Otro Yo era melancólico, y
debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo. Una tarde Armando
llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de
los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se
durmió.
TEXTO 2.
Todo el mundo sabe que, cuando el Príncipe Azul despertó a la Bella Durmiente,
tras un sueño de cien años, se casó con ella en la capilla del Castillo y,
llevando consigo a la mayor parte de sus sirvientes, la condujo, montada a la
grupa de su caballo, hacia su reino. Pero, ignoró por qué razón, casi nadie
sabe lo que sucedió después. Pues bien, éste es el verdadero final de aquella
historia. El reino donde había nacido el Príncipe, y del que era heredero,
estaba muy alejado del de su esposa. Tuvieron que atravesar bosques, praderas,
valles y aldeas. Allí por donde ellos pasaban, las gentes, que conocían su
historia, salían a su paso y les obsequiaban con manjares, vinos y frutas.
¡¡¡¡LO HAS CONSEGUIDO!!!! ¡¡¡¡ENHORABUENA!!!!!
¡¡¡¡LO HAS CONSEGUIDO!!!! ¡¡¡¡ENHORABUENA!!!!!