LA LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII

         LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII
  
     
      CONTEXTUALIZACIÓN  


  No es tarea facíl resumir todo un siglo de literatura en un solo tema, y menos aún con la brevedad que nos imponen las limitaciones de tiempo. No obstante, debemos empezar por reconocer que el siglo XXVIII no constituye una época de esplendor para la literatura española. Son diversos los condicionantes sociales y culturales causantes de esta situación que Moratín describa del modo siguiente: "La época en que vivimos no nos es favorable, si vamos con la corriente hablamos el lenguaje de los crédulos y nos burlan los extrangeros, y si tratamos de disipar errores, la Santa Inquisición nos aplicará los remedios que acostumbra."
 
  Efectivamente, España es en este momento un país intelectualmente atrasado y económicamente desbaratado, con una población analfabeta en un 70 %, y con una oligarquia terrateniente inmovilista que dificulta la evolución de la agricultura y el desarrollo de las ciudades. En esta situación la creación literaria se ve además entorpecida por la mirada atenta de la censura, y por la moda de las traduccines francesas y de las reediciones de los clásicos.
    
  Pero no haríamos justicia a la realidad si no admitimos que durante el setecientos hubo un buen número de escritores que realizaron una labor importante al abrir una serie de caminos que recorrerían con más ventura los creadores del XIX, acontinuación consideramos las aportaciones de algunos de ellos agrupandolas por géneros literarios.

    EL TEATRO.

   Para FRANCISCO RUIZ RAMÓN, la historia de la tragedia neoclásica es la historia de un fracaso, y ello por tres razones: La falta de tradición autóctona y de un pública sensibilizado, el predominio de los aspectos formales sobre los propiamente dramàticos y la servidumbre y el mimetismo respecto al teatro francés.  Las obras españolas adolecen de verosimilitud dramática por la concepción excesivamente retórica de las pasiones  supeditada al  racionalismo de la lección didáctica que debían encerrar.  Ejemplos de ello son Ataulfo  de Agustín Montiano y Hermensinda de Nicolas F. de Moratín.  Las tragedias evolucionan, sin embargo, en dos interesantes direcciones , por un lado hacia la alta comedia burguesa y por otro hacia el drama romántico.


    El origen de la alta comedia y del teatro burgues de perfecta factura representado entre otros por Benavente, debe buscarse en la Comedia nueva de Leandro F. Moratín, el ella se combina el cuidado formal de los trágicos, tanto en la escenografía como en la construcción de la trama, con el ingenio en los diálogos de las obras de Iriarte y Cañizares. El tema de la obras de Moratín es la hipocresía social, para desarrollarlo se sirve de tres motivos , los matrimonios concertados( El sí de las niñas). la educación de las jovenes (La mojigata) y el teatro de su tiempo (La comedia nueva o El café).

   En estas obras destaca sobre todo el uso de una prosa puesta al servicio de el diálogo dramático que produce un efecto de autenticidad sin precedentes. El dramaturgo describe así su teatro: " Imitación en diálogo de un suceso ocurrido en un lugar concreta y en pocas horas  entre personas particulares, por medio del cual resultan ridiculizados los vicios y errores de la sociedad" Es pues un teatro con una finalidad crítica heredero de Plauto y de Moliere, aunque con un tono suave que cuestione a su público pero sin correr el riesgo de llegar a perderlo.

      Por otra parte, la tragedia evoluciona hacia el drama romántico de en obras como: Cinda de Mª Rosa Galvez, Pelayo de Jovellanos, Lanuza de Rivas, y sobre todo la que la crítica considera la obra más sobresaliente del setecientos, Raquel de Garcia de la Huerta. Los rasgos románticos que podemos encontrar en estas obras son: Puestas en escena complejas. mayor libertad en la composición del conflicto dramático, prolongadas acotaciones textuales, gusto por los ambientes exóticos, alusiones al destino, relavancia de un personaje central con un carácter problemático y una cierta ambigüedad moral.

      Además de las tendencias citadas hay que hacer referencia a otras formas de teatro muy populares  derivadas de formas menores como el entremés y la comedia de magia, citaré dos grandes éxitos del momento Marta la romarantina  de Cañizares y  Manolo de Juan de la Cruz. Finalmente, aun existe un teatro claramente influido por el barroco representado entre otros por Antonio Zamora del cual cabe destacar su versión del Don Juan "No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague"

      LA PROSA.


     Resulta evidente el retroceso de la prosa narrativa neoclásica respecto a la barroca, no obstante podemos destacar aquí algunos autores. En primer lugar mencionaré a los escritores que siguen, aunque sin mucha fortuna, el modelo de la nueva narrativa sentimental burguesa de Fielding y Richardson; Serafina de Mor de Fuentes, y Eusebio de Pedro de Montengón

    La tradición satírica continua entre los defensores de un casticismo a ultranza como Diego Torres Villarroel autor de Visiones y visitas de T, con Quevedo por la corte.; y con un interesante prosista crítico  el Padre Isla  que escribe su sátira contra los predicadires que ostentan una falsa cultura y una engañosa erudición,:  Fray Gerundio de Campazas.  Debemos recordar tambien la recuperación de la tradición fabulística ( a veces empleando el verso) que llevan a cabo Iriarte y Samaniego, claramente influidos por Lafontaine. Iriarte es mucho más original mientras que Samaniego toma los asuntos de los clásicos o del escritor francés, aunque curiosamente, no utiliza fuentes españolas como la de Juan Manuel. Finalmente haré una mención de una obra que se convertiría en texto de culto para los románticos: Noches lugubres  de Cadalso . En ella el escritor manifiesta una sensibilidad atormentada y un gusto por los ambientes de inspiración gótica que pueden considerarse como precursores del romanticismo.

   En la prosa ensayística no es posible sin embargo hablar de retroceso, sino de un claro avance al tratarse de un género moderno. Recordemos que es a partir del siglo XVII cuando puede hablarse, en rigor, de ensayo, con los escritos de Montaigne que el propio autor denomina con ese título. Sin embargo, el termino ensayo no se impondrá en España hasta el siglo XIX ,con Clarín, de modo que sería más propio emplear la palabra discurso para referirse a las obras que vamos a citar que en todo caso tienen un claro talante ensayístico. El ensayista más sobresaliente de este periodo es sin duda Feijoo. Sus textos se recogen en dos grandes obras el Teatro crítico universal , en 8 volúmenes, subtitulado Discursos varios para desengaño de errores comunes, y las Cartas familiares y curiosas reunidas en 5 volúmenes.

  En estas obras el escritor aboga por un mayor acercamiento a la ciencia , la investigación y la razón frente a los fundamentos de la autoridad y de la costumbre. Su contenido. asi como la forma en que estan redactadas, sin rehuir el uso de neologismos o galicismos, le acarrearon duras críticas de los más tradicionalistas como Torres Villarroel. Feijoo se defendía con frases tan mordaces como esta:  " Convendría muy bien con los que se atan servilmente a las normas, siempre y cuando no pretendiesen someter a los demás al mismo yugo; ellos tienen justo motivo para hacerlo, la falta de talento les obliga a esa servidumbre."

    Otro importante ensayista es Cadalso, hombre de extensa cultura y cultivador de todos los géneros, en este destacan sus Cartas marruecas  que publicarían postumamente en el Correo de Madrid. Bajo la inspiración directa de las Cartas persas de Montesquieu , Cadalso emplea el recurso del punto de vista extrangero para ofrecer una visión crítica de la sociedad en una linea que sin duda abriría el camino para articulístas como Larra.

   Para finalizar este apartado me referiré a otros dos importantes escritores, Jovellanos, que constituye con sus reflexiones sobre España un claro referente de los regeneracionistas decimonónicos, y el Padre Isla. gran impulsor del periodismo crítico gracias a su periódico El diario de los literatos, y sus colaboraciones en la prensa creada siguiendo el modelo del periódico inglés The Spectator, de Addison., como El censor de  Cañuelo El pensador de Clavijo.

    LA LÍRICA 

    Durante este siglo aun sigue viva en parte la huella del gongorismo en poetas como el Conde de Torepalma o Antonio Porcel, pero hacia mediados de siglo este tipo de lírica va desapareciendo bajo la presión de una crítica que la considera abominable, inspirada sobre todo por la Poética de Luzan y por la francesa en que se inspira, la obra de Boileau. El moralismo didáctico que preconizan estas obras, siquiendo el lema del  deleitar aprovechando conduce a una parte de la lírica a la misma esterilidad a la que había conducido a algunas obras de teatro.
Como ilustración baste citar estos versos de N. Moratín "Haz a la virtud famosa/ destierra el ocio infame/ y las estravagancias todas."

    Afortunadamente no es este tipo de lírica la única en cultivarse durante este periodo, hay tambien una poesía jocosa de raiz popular, cultivada con más acierto por el propio Moratín padre, y con indiscutible maestría por Gerardo Lobo. Otras tendencias de la poesía se orientan hacia el tema erótico y festivo con notable acierto, como Samaniego en  su Jardín de Venus, y Cadalso, creador de una poesía anacreóntica al estílo de la época, pero con un tono muy personal , al tratar el tópico de la alabanza da aldea y menosprecio de corte desde un ángulo intimista que tiene ya algo de romántico. Más relacionado aún con el romanticismo esta la poesía de Melendez  Valdés, escritor cada vez más valorado por la crítica que encuentra en sus odas filosóficas resonancias de la poesía introspeccionista y visionaria , e incluso antecedentes de la poesía social en algunos de sus versos, particularmente en el poema La despedida del anciano,.

   Como hemos visto, las aportaciones de los escritores del setecientos son importantes su mérito esta en el esfuerzo que realizaron al abrir caminos para las generaciones venideras que sin duda les deben también un merecido homenaje.